Santiago de Compostela - Finisterre
Dormimos con la
tranquilidad de haber conseguido llegar en la jornada anterior a Santiago de
Compostela.
Unos meses atrás, cuando habíamos comenzado a planificar
nuestro Camino, llegar al Cabo de Finisterre no era una de nuestras
prioridades. Sin embargo a todos
nosotros nos apetecía poner final a nuestro Camino con el colofón de llegar al
lugar que ya griegos y romanos denominaron “El fin de la Tierra”, Finisterre.
(“O fin da Terra”, Fisterra en gallego).
Las fechas que teníamos previstas para llevar a cabo nuestro
peregrinaje estaban cerradas. Tres días de nuestras vacaciones anuales nos
permitían disponer, en la mayor parte de nuestros casos, de nueve días
consecutivos para realizar nuestra aventura. Pero no cabía ninguna duda de que
cualquier jornada añadida a lo que era llegar a Santiago de Compostela en
nuestras bicis desde Madrid y Segovia suponía incrementar de forma
considerable, el número de kilómetros diarios y el esfuerzo realizado para
llegar hasta la Plaza del Obradoiro.
En nuestras previsiones iniciales, ajustamos las jornadas y
los kilómetros a recorrer y conseguimos cuadrarlos. Posteriormente, tal y como
había quedado patente, habíamos conseguido plasmar la planificación en un
recorrido real con un importante esfuerzo por nuestra parte pero con la enorme
satisfacción de haber conseguido nuestro objetivo.
Hoy tocaba desplazarnos al Cabo de Finisterre.
La vuelta desde Santiago de Compostela se puede realizar de
distintas formas, avión, tren, autobús, coche de alquiler…, en bicicleta
también. Pero desde Finisterre, es evidente que el tema cambia de forma
considerable. Teniendo en cuenta que
sólo disponíamos del sábado y del domingo, la única oportunidad que vimos fue
alquilar con anterioridad un par de vehículos en Santiago que nos permitieran
desplazarnos hasta Finisterre el mismo sábado y a primera hora del domingo
poner rumbo en los mismos vehículos hacia Collado Mediano en Madrid.
Volvimos a levantarnos temprano, dormir poco se había convertido
en una costumbre de estos Peregrinos Boys.
Dejamos las bicis y las alforjas en el hotel, para desayunar y posteriormente dirigirnos de
nuevo a la Catedral.
El desayuno fue bastante estricto. Es poco frecuente
encontrar una cafetería donde te marquen de forma tan exacta lo que puedes y lo
que no puedes tomar para desayunar, pero una vez que ya estábamos sentados
tampoco íbamos a marcharnos. Además, hoy ya casi estábamos de vacaciones…
Después de desayunar nos acercamos hasta la Catedral. Había
que abrazar al Santo.
Como en la mayoría de estos monumentos artístico/religiosos,
en la Catedral de Santiago no dejan hacer fotos en el interior. Pero los
Peregrinos Boys no habíamos recorrido 750 kilómetros para no poder dejar
inmortalizado el momento.
Jugándonos el tipo, y
aguantando la bronca de algunos de los miembros de la seguridad de la Catedral,
conseguimos las siguientes fotos:
Hermano Tardío |
Hermano Zapacio |
Hermano Paganini |
Hermano Ferrarini |
Hermano Garminini |
Una vez conseguido nuestro primer objetivo matinal, nos
dirigimos a comprar algunos regalos y recuerdos para nuestras familias y para
nosotros mismos.
En los alrededores de la Catedral, adquirimos distintos
productos de la tierra, como vinos,
quesos, y típicas tartas de almendra.
También compramos un pequeño baldosín con la concha y la flecha que indica "El Camiño" para ponerlo cada uno en la fachada de nuestra casa y contribuir así con el mantenimiento del Camino de Santiago desde Madrid.
Volvimos al hotel cargados de bolsas:
Recogimos las bicicletas en el Hotel para ir a la oficina de
alquiler de coches y recoger los dos vehículos que teníamos reservados.
Como no podía ser de otra manera a estas alturas de nuestra
aventura, seguíamos de buen humor e
intentamos hacer que Andrés se sintiera algo “perdido” en Santiago cuando nos
escondimos a la salida del hotel intentando que no nos localizara.
Sin embargo, Andrés detectó al momento nuestro propósito y nos localizó de inmediato:
Nuevas
risas
Nos
entregaron los dos vehículos en la estación de Adif de Santiago de Compostela....
Muchísimas gracias tanto a Juan (de Adif) como a Carlos (de Atesa) que nos facilitaron todas las gestiones del alquiler!!.
Santiago de Compostela - 83,00 - Corcubión
Recogimos nuestro Opel Astra y metimos las bicicletas en el
furgón Iveco que habíamos alquilado pasando nuevamente por el hotel para
recoger las alforjas y las bolsas con
las compras que habíamos realizado por la mañana.
Alrededor de las 12,00 h.
Salíamos hacia el Cabo de Finisterre con nuestros dos nuevos vehículos.
Luis y Nacho se encargaron de “tripular” estos vehículos de cuatro ruedas.
Afortunadamente las sensaciones de los últimos siete días sobre vehículos de
dos ruedas no habían mermado sus facultades sobre vehículos de cuatro.
Pasado Cee, llegamos a Corcubión donde comimos en una terraza en el puerto. No comimos mal,
pero la relación calidad/cantidad/precio fue sin duda la más pobre de todo
nuestro viaje. Afortunadamente las vistas del paisaje que nos rodeaba, en el
más amplio sentido de la expresión, mereció la pena. Independientemente del
precio, las risas fueron la constante durante toda la comida:
Una vez terminamos de comer, hicimos un par de fotos en Corcubión antes de coger
nuevamente los vehículos, y poner rumbo hacia Finisterre.
Corcubión - 12,00 - Finisterre
Recorrimos rápidamente la distancia que hay entre las poblaciones de Corcubión y Finisterre.
Llegamos a los apartamentos donde
teníamos contratado el alojamiento y dejamos nuestro equipaje para dirigirnos inmediatamente
hacia el Cabo de Finisterre.
Los kilómetros que separan la población de Finisterre del
cabo que lleva su mismo nombre se sortean por una carretera que discurre en
subida y dejando a la izquierda la línea de costa del océano atlántico.
Cuando llegamos al cabo, nuevo momento de emoción. Más
gritos, abrazos y saludos entre los Peregrinos Boys.
Habíamos llegado al
km. 0,00
Incorporamos nuestro último sello del Camino, en el Faro del
Cabo de Finisterre.
Y como no podía ser de otra manera, hicimos una multitud de
fotos para inmortalizar este inolvidable
momento.
En la parte de atrás del faro, al borde del océano Atlántico:
... tampoco podían faltar nuestros "rituales de peregrinos" ...
Y en la parte delantera, junto al mojón del km. 0,00:
Volvimos a nuestros alojamientos a dejar las bicicletas y posteriormente
subimos de nuevo al faro, ya con el Opel
Astra, para ver una preciosa puesta de
sol.
Cenamos en el restaurante Don Percebe una buenas mariscadas, y buen vino, como
colofón a nuestros esfuerzos de los últimos ocho días,
y es que :
y es que :
Cuando Dios llamo a Gabino,
no dijo
no dijo
¡ Gabino ven !
sino
¡ Venga vino !
El fotógrafo un 10, los alumnos también, la próxima en el 2015?????????
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